La Educación Artística desde la óptica del Arte Contemporáneo




El arte hoy significa mucho más que esa gran obra de arte expuesta en un
espacio destinado al arte. En ese sentido, ciertas obras catalogadas en revistas
internacionales sobre el tema se contraponen a instancias de difusión del arte
que se nos presenta como una experiencia estética sublime.

Hoy el arte es un canal de expresión, conceptos, información, actualidad,
historia; el arte hoy se puede manifestar a través de diversos lenguajes, los
cuales a lo largo de la historia han derribado los límites que lo encasillan como
una mera manualidad o un acto de creación de los elegidos, que requiere sólo
de juicios estéticos para ser apreciada. Sin embargo, para la realidad de
muchos y el discurso de otros, el mundo del arte sigue siendo un espacio
hermético. Es entonces cuando la función de la educación artística es el crear
espacios reflexivos en torno a las artes visuales, generando análisis de los
proyectos artísticos, tanto los que son desarrollados por artistas visuales, como
los que trabajan los alumnos de forma individual o colectiva.

Los planes y programas elaborados por el MINEDUC2 entregan de manera
clara cuales son los objetivos y contenidos mínimos que deben ser abordados
en cada subsector, en el caso de artes visuales hay una definida orientación
hacia la percepción visual, la capacidad crítica y autocrítica, la expresión visual
de ideas y emociones.

De muchas maneras se le ha llamado a la educación artística y cada una de
esas denominaciones, se ha generado también por objetivos particulares. En
los inicios de los noventa la asignatura se denominaba dibujo y estaba
orientada al desarrollo solo de este lenguaje. Posteriormente en la mitad de los noventa se acuño el término de artes plásticas incorporándose, durante ese
período, una mayor cantidad de áreas como la escultura y el grabado.
Actualmente y dado los diversos lenguajes contemporáneos, la asignatura ha
terminado por denominarse “artes visuales”. Lo que vendría a comunicar, que
su principal objetivo es conocer la visualidad de la contemporaneidad y ejercer
un pensamiento crítico basado en la experiencia estético sensible, manejando
además, los acontecimientos históricos que la gatillan.

Los programas claramente se han dirigido cada vez más hacia el trabajo en
donde se desarrollen diversas aptitudes de los alumnos y se proponen
actividades creativas y didácticas para que el profesor desarrolle, trabajando
tanto con la historia del arte como los movimientos actuales, entonces ¿por qué
se sigue viendo el ramo de artes visuales con suma liviandad? Se piensa que
si eres bueno dibujando te debe gustar arte o al menos irte bien. Se piensa que
el ramo de artes es un ramo para sacarse buenas notas por rayar una
croquera. En ocasiones los profesores de arte son un parche en los colegios
que sirven para hacer afiches, mascaras y escenarios para las
conmemoraciones importantes. Es indignante que el director3 de un colegio no
tenga la cultura para entender las sensibilidades, apreciaciones culturales y
contenidos transversales que se pueden aplicar desde las artes. Por lo general,
los profesores de arte son los que se ganan la plata por hacer dibujitos.

Un profesor de arte no educa pensando en futuras generaciones de artistas,
sino educa generando reflexiones por medio del arte, esperando que los
alumnos vayan más de una vez al museo y puedan entender, decodificar,
criticar, apreciar, resolver lo que se plantea en una obra, lo cual es el objetivo
general de los planes y programas. Ahora bien, las realidades son disímiles.
Pensar la educación artística en Mulchén4, no es lo mismo que pensarla en
Concepción y claramente no será lo mismo que si se piensa en Santiago. Pero
debemos pensarla bajo el mismo canon de enseñanza. Al pensar qué enseñamos como profesores de arte también debemos pensar un contexto en
el cual se insertan los adolescentes y entender cuál es la reflexión que se
quiere generar.

Educar en el arte contemporáneo, pensado en los procesos de producción,
significa enseñar en un contexto en donde coexisten varios protagonistas: el
profesor, los alumnos, el colegio, las familias, el entorno, las influencias
socioculturales, el estado, entre otros. Cada uno de estos “agentes” cumple un
rol específico en el desarrollo de la educación. En el caso de las artes el
entorno y las influencias socioculturales determinan en gran medida cual es la
cultura visual que tienen los alumnos. Por otra parte las familias establecen un
patrón de conducta sobre las apreciaciones, el valor por la cultura, la disciplina
y el respeto hacia las diferentes opiniones. Los colegios son los que determinan
una estructura de aprendizaje, algunos enfocados a potenciar las habilidades
artísticas, otros que enseñan desde el pensamiento artístico y otros en donde
es solo un ramo que sobra en la malla curricular, donde cualquier profesor
puede tomar esta asignatura, así sobre ese terreno se comienza a enseñar.

Las prácticas artísticas contemporáneas parecen ser lejanas al mundo de la
sala de clases, aun cuando el modo de operación de éstas puede responder a
una muy disciplinada manera de ver el trabajo artístico en educación. Proponer
el riguroso trabajo del artista chileno, Alfredo Jaar como ejemplo de producción
y concretarlo en una actividad de instalación no solo significaría conocer la
forma de realizar una obra contemporánea, sino también supondría algunos
objetivos transversales tales como: conocer la producción artística de Alfredo
Jaar o realizar una investigación a priori de una problemática puntual y generar
una solución estética comprometida y fundamentada de su obra.
Para terceros y cuartos medios existe un plan y programa diferenciado de
artes visuales que propone un módulo de Audiovisual y dentro de sus
contenidos aborda lenguajes como el video arte, el cine, el diaporama y la
fotografía. Estos lenguajes son utilizados cotidianamente por los adolescentes
a través de herramientas tecnológicas como cámaras fotográficas, celulares e
Internet. Aquí, por ejemplo el lenguaje del video arte podría ser un soporte
activo para desarrollar un ejercicio artístico en la clase de arte.

En este caso resultaría interesante trabajar con propuestas como las de la
artista visual Ingrid Wildi y enfrentar un video documental relacionando los
procesos de la imagen y la visualidad que este implica, como el registro y la
imagen en movimiento, aplicando temáticas que se relacionan con el tema de
la identidad, la memoria y los desplazamientos. Temas que pueden ser
documentados desde una óptica crítica social o desde una óptica crítica
estética como podría ser el caso del lenguaje de las instalaciones o
intervenciones. Presentar, por ejemplo, el proceso creativo de las instalaciones
de Thomas Hirschhorn para analizar y entender su resultado, demostraría la
capacidad que tiene el arte contemporáneo para legitimarlo como metodología
de la enseñanza. De esta manera, la enseñanza de las artes visuales, podría
proponer una clase de educación artística teniendo una base teórica, histórica y
práctica que plantee, constantemente, lo que está haciendo un artista hoy.
Si la educación por el arte no fuera una asignatura aislada y se pudiera
trabajar en paralelo con los contenidos de historia o de lenguaje sin duda
podríamos tener una masa crítica muy interactiva. Situar al alumno en una
década, supongamos del siglo XX, representa una cartografía de hechos en la
literatura, en la historia, en la música, en el cine, en el arte que daría una
panorámica completa del pensar de un siglo y también quedaría más que claro
el término vanguardia.

Para concluir debo recordar que la enseñanza del arte en si conforma una
herramienta sensibilizadora a través de la cual podemos motivar otros
aprendizajes y reflexiones. En si la educación artística estimula el razonamiento
crítico y que a través de las practicas contemporáneas, sus metodologías de
producción, investigación y propuestas estéticas generan el conocimiento a
través de la lectura de las imágenes promoviendo no solo un entendimiento
iconográfico, sino una apropiación cultural del lenguaje de la visualidad actual y
del ayer.

Texto por Carolina Rodríguez Acuña.
Imagenes Carlos Navarrete