Su último round en la Trienal de Chile, Tani Loayza.


Fue el primer boxeador chileno que disputó una corona del mundo. Páginas completas de las revistas deportivas de la época dejaron testimonio de ese histórico 13 de julio de 1925, cuando en Nueva York Estanislao "El Tani" Loayza (1905-1981) peleó ante el norteamericano Jimmy Goodrich por el título de peso mediano. Loayza era el favorito, pero tuvo que retirarse en el segundo round, después de caer cinco veces en el primero. Estas caídas no se debieron a golpes del adversario sino a que El Tani sufrió una lesión que lo obligó a pelear en un solo pie. Se dice que el árbitro, apellidado Smith, un corpulento ex boxeador peso pesado, al intentar separar a los contendores pisó con sus más de 100 kilos a Loayza. Ahí comenzó el calvario del Tani, mientras la ilusión de un país se desvanecía.

"El Tani inaugura el fatalismo en el deporte chileno", dice el escritor y sociólogo Bernardo Guerrero, quien compara ese 13 de julio con el penal perdido por Caszely en el Mundial de 1982. "Un accidente frustra el triunfo. Hay radiografías que prueban que se fracturó la pierna. Hay fragmentos en cine de esa pelea que fueron descubiertos en una feria de cachureos de Valparaíso. Ahí se ve cuando el árbitro lo empuja y El Tani empieza a cojear, una película que se encuentra restaurada en la Cineteca del Centro La Moneda".

El libro Más duro que El Tani, publicado por Guerrero el 2008, recopiló la historia del púgil. Ahora, una exposición fotográfica va al rescate de su iconografía menos conocida. La muestra es parte de la Trienal de Chile y se inaugurará en Iquique el 5 de octubre en el Museo del Box de la ciudad.

El héroe caído nunca combatió en Santiago. Un mánager norteamericano lo vio pelear en Iquique y se lo llevó directamente a EEUU, el mismo que luego manejaría a Arturo Godoy, otra estrella del ring de la ciudad nortina. El 13 de noviembre de 1924, a bordo del vapor Teno, emprendió rumbo a EEUU. A los 20 años, el 2 de enero de 1925, el iquiqueño protagonizó su primera pelea en Nueva York frente a Moe Gimbers. Quince mil personas presenciaron el memorable encuentro en el Madison Square Garden. El chileno ganó por puntos.

AGUA DE NUCA DE TORO
"No sólo fue famoso dentro del ring. Su hazaña, su gallardía y su espíritu de superación ante la adversidad lo convirtieron en un ícono de la ciudad", apunta Roberto Andaur, curador de la exposición y editor de campo para Iquique de la Trienal. "Muchos trabajadores en la pampa salitrera preferían tener un hijo que socialmente fuera aceptado como un rudo deportista, en vez de uno que siguiera el trabajo penoso y mal remunerado que encontraban los sostenedores de hogar en las polvorientas y casi abandonadas calicheras".

El Tani comenzó como simple matarife en Iquique. Se crió faenando carne y creció tomando "agua de nuca de toro", líquido que brota de la cabeza del animal al ser sacrificado y que su padre le daba al pequeño Estanislao.

La muestra devuelve al deportista a su sitial como símbolo de la migración pampa-ciudad de principios del siglo XX, donde miles de familias llegaron desde las salitreras a Iquique, buscando mejores condiciones de trabajo. "Tras la crisis del salitre, el box, el fútbol y el básquetbol fueron las formas de superación que encontró la ciudadanía. En Iquique había un masa proletaria masculina que se formó en el rigor de las salitreras para la que el deporte era la única manera de pasar el tiempo libre, fomentado por el buen clima de la ciudad".

En Nueva York, el deportista se volvió tan famoso que fue apodado "El puma" y, según cuenta el libro Más duro que El Tani, recibió una invitación a almorzar con Al Capone, cita que eludió disculpándose por estar enfermo. Luego el mafioso habría protegido al Tani en una estafa que sufrió con la recaudación de una pelea.

En Iquique, su figura ha inspirado libros, poesías, pinturas, una obra de teatro, una canción de un grupo rock y una cueca que dice: "El Tani se volvió loco / en los campos ñuñoanos / huaraqueando a Vicentini / con sus poderosas manos / Vicentini atontado / en vano corría / porque el Tani furioso/ al Pera seguía / al Pera seguía sí / y Estanislao / Tenía a Vicentini / todo quebrado / y el Tani le bailaba...". El púgil, que protagonizó 150 peleas (112 en EEUU) en 18 años de carrera, en 1936 decidió volver a Chile y fue recibido por el Presidente Carlos Ibáñez del Campo. Hoy, sus restos descansan en el Mausoleo de los Boxeadores de Iquique, bajo una lápida que reza una leyenda simple, pero reveladora: "Tani-Iquique".

POR RODRIGO MIRANDA