LA TRIENAL ES LA VENCIDA






Óscar Vásquez y Magglio Chiuminatto

Intelectual, curador de renombre y crítico de arte, el paraguayo Ticio Escobar no refleja la imagen preconcebida de un especialista en vanguardia ni menos la de un ministro. Es un conversador cálido, pausado, en jeans y sin corbata, que transmite la complejidad de la reflexión artística en un lenguaje claro. Lejos de los efectismos, su trabajo se ha enfocado principalmente en valorar lo que él llama “los límites del arte”, es decir, aquellos puntos en que lo comúnmente reconocible como arte tiende su mano hacia el folclor, las tradiciones o las instituciones educacionales. Cruces, costuras, que tejen esa prenda de márgenes difusos que es la producción del arte contemporáneo.

-¿Cómo llega a curar esta muestra y cuál es el sello que se le ha querido dar?

-A mí me invitaron a realizar esta curatoria general una vez que no prosperó el primer intento a cargo de Maricarmen Ramírez. No hubo acuerdo entre las partes sobre la forma de llevar a cabo determinados proyectos, y entonces no se pudo realizar su guión. Ahora bien, Maricarmen es una figura fuerte que yo admiro y que tenía una dirección muy marcada y entonces a mí me interesó ni enterarme de su guión, no por falta de reconocimiento si no porque si íbamos a empezar esto de nuevo era mejor empezar desde otra perspectiva. Entonces básicamente cuando me invitan a curar la trienal se tiene conciencia que hay un determinado modelo con el cual yo trabajo, que tiene que ver con ciertas líneas de pensamiento y sobre todo con intereses que me mueven en relación al campo de las artes visuales y en ese sentido los cruces entre cultura contemporánea erudita y cultura popular o indígena para mí son fundamentales.

-El hecho de que esta trienal se desarrolle en distintas ciudades a lo largo del país, ¿le otorga características particulares?

-Bueno sí, esto marca esta trienal, porque realmente su titulo no es trienal de artes visuales, si no que Trienal de Chile, y eso es una característica bastante rara, casi inédita, porque normalmente estas muestras son de Sao Paulo, de Kassel, de Venecia, en fin, están siempre asociadas a una ciudad y este es el primer caso en que encaramos una trienal que es de un país, lo que supone una serie de condicionamientos y marcas también especiales.

-¿La trienal va a generar entonces, en regiones, una relación importante entre el arte y la comunidad?

-Sí, y de hecho esto ya ha comenzado en el norte y en el sur, donde ya se están desarrollando una serie de talleres con artistas y agrupaciones. Yo creo que el tema de esta Trienal son los limites del arte y eso en un momento en que el arte contemporáneo tiene muy confusas sus fronteras, muy ambiguos sus territorios, entonces me interesa trabajar en ciertas colisiones o en ciertos vecinazgos del arte con otras áreas, es decir la relación del arte con su propia institucionalidad, con la enseñanza, con el museo, con la política, con la producción de los artistas.

La gran pregunta del arte es, una vez borrados los límites del arte erudito de raíz ilustrada, basado en la forma y la apariencia, y a la vez comprometido el arte con una gran cantidad de movimientos sociales, antropológicos, políticos, ¿qué queda del arte? Entonces, claro, se abrió tanto que casi desapareció y entonces yo creo que a pesar de ese aflojamiento del territorio del arte, de algo que lo defina claramente, hoy se entiende que las personas busquemos también una cierta poesía, ese pequeño click que hace el sentimiento, que subvierte la percepción habitual y trastorna la economía común de la mirada haciendo que descubramos otra posibilidad de las cosas, yo creo que el arte sigue manteniendo eso, que es lo que caracteriza una operación poética o artística.

*Fragmento de entrevista concedida al programa “Acceso liberado” (Radio Usach, 94.5 FM), patrocinado por Balmaceda Arte Joven y la Biblioteca de Santiago.


Vamos a las jugadas polémicas

Por Paola Mosso

El cambio de guión que se vio obligado a encabezar Escobar trajo una serie de dificultades. La pérdida de artistas nacionales e internacionales básicamente por retrasos del dinero presupuestado, se convirtieron en grandes sobresaltos. A esto se sumó el cambio en la organización, la ministra Paulina Urrutia ya no presidiría la Fundación Trienal de Chile sino que Claudio Di Girólamo se hacía cargo del buque. Con él, Escobar ha tenido que trabajar codo a codo para afinar los últimos detalles del evento. Aquí la respuesta de Ticio Escobar:


-Una de las críticas que se han efectuado es que la Trienal ha sido realizada improvisadamente…

-Todo lo que se trazó se hizo responsablemente en función de lo que se podía hacer. Hubo cuestiones que no llegaban que podrían ser improvisadas como el caso de la exposición de Nelson Brissac… O, por ejemplo, cuando cayó (Eugenio) Dittborn yo no quise poner cualquier cosa sino una exposición que tiene casi un año trabajándose. Creo que las exposiciones fueron maduradas, a veces con dificultades pero todos los curadores del equipo son muy profesionales (…) A lo mejor trabajamos con poco tiempo y eso se notó cuando no circularon los dineros, hubo inquietud, hubo incertidumbre, hubo molestia, una de ellas culminó con la renuncia de Dittborn que fue justamente después de que había comenzado a circular dinero. Pero también se evitó todo lo que fuera aparatoso, complicado, lo que implicara movimientos de traer muchas obras de afuera por dinero y tiempo. Además, a mí me interesa trabajar con formatos acotables. Porque estamos en Latinoamérica y los dineros públicos tienen que cuidarse. Tampoco me interesa un proyecto faraónico, sobre todo cuando el dinero viene del Estado. Las bajadas de artistas nacionales, específicamente la obra central de la Trienal, el homenaje a Dittborn y las dos obras que expondría Carlos Leppe, además de la reciente bajada de Brissac son para Escobar “una pérdida ya que son hombres importantes, a mí me hubiese gustado que estuviesen y siento que no estén”. Aunque da vuelta la página y asegura que “tanto como pérdidas, han habido grandes ganancias”.

“Leppe nunca estuvo en la Trienal”

Así lo afirma Roberto Amigo, curador de la exposición “Territorios de Estado, Paisaje y Cartografía, Chile, Siglo XIX” en donde Carlos Leppe participaría. El curador argentino asegura que él eligió una obra de Leppe para ser parte del conjunto pero que el artista chileno se negó y propuso otras obras que “no eran viables ni museográficamente porque no podían ser puestas en el Museo Nacional de Bellas Artes por condiciones de la obra o porque no se vinculaban con el sentido de la curatoría (…) Leppe nunca presentó un proyecto consolidado, entonces la carta de renuncia de Leppe es la aparición de él formalmente en la Trienal. Nunca estuvo en la Trienal, aunque si él acepta poner su trabajo, yo encantado”.

UNA HISTORIA DE CONFLICTOS

-En Mayo de 2008 renuncia de la curadora general Maricarmen Ramírez y se produce la destitución de la directora ejecutiva, Rosa Velasco. La puertorriqueña abandonó la curatoría de la Trienal que estaba pensada como una Trienal de las Artes Visuales de Santiago. El cargo de curador general fue tomado finalmente por Ticio Escobar hace un año y medio con un nuevo equipo, incluyendo a María José Fontecilla en el rol de directora ejecutiva y con una nueva visión del proyecto: sería una Trienal de Artes Visuales de Chile.

-Julio 2009 Leppe se va sin reemplazos. Una roca en medio del MNBA y una fachada de adobe en el MAC de Quinta Normal serían las obras que el artista nacional querría exhibir en la Trienal. La primera de ellas, una representación de la desaparición de los límites entre Chile y Argentina resultó no ser la obra que el curador, Roberto Amigo, requería para la exposición. La segunda fue considerada inviable al violar normas de evacuación.

-Fines de julio 2009 Eugenio Dittborn se despide. El gran homenajeado, cuyas pinturas aeropostales y videos ocuparía todo el Museo de Artes Visuales (MAVI), se retira de la gran Trienal luego de varias negociaciones con la organización. Los motivos que él habría anunciado serían “la falta de garantías para el montaje de su obra”, según Fontecilla. Entre ellas, fue la tardía entrega de dinero para el equipo que montaría la muestra. La obra fue reemplazada por la exposición “Aiwin, la imagen de la sombra” de fotografía mapuche.

-Agosto 2009 Nelson Brissac es bajado por la organización por temas de tiempo. El artista brasileño traería al país una obra de arte público básicamente al monitorear las actividades de la capital y crear acciones que las interfirieran, además del uso de arquitectos. “Con dificultad de tiempo y cierta contracción presupuestaria, tuvimos que dejar afuera una función que llegó tarde y creció demasiado. Fue un sacrificio”, explica Escobar.

DINERO

La Trienal inicialmente se realizaría solamente en la ciudad de Santiago, con un presupuesto de alrededor de dos millones de dólares. Con la nueva propuesta generada por Ticio Escobar y su equipo, desarrollar la Trienal a lo largo del país con residencias de artistas, exposiciones y coloquios, el valor subió a dos millones 300 mil dólares, alrededor de un 15% a 18% más. Además, según María José Fontecilla, “fue un año difícil para levantar la Trienal por el tema de la crisis y como afectó a la empresa privada, tuvimos que generar la confianza como para que el Estado pudiera subvencionar el valor final”.