¿Qué es el arte para usted?

Bueno, pues el arte para mi es un juego con formas para replantear el sentido de las cosas en un intento de complejizar la experiencia de la realidad y poder nombrar de manera oblicua cosas que no se pueden nombrar directamente. Entonces el arte es un gesto poético fundamentalmente y es una manera de decir cosas que de otra manera no se podrían decir.

 
A propósito del tema de la Trienal “explorar los límites del arte” ¿Ha roto usted los límites del arte en esta ocasión?

No sé si se rompen los límites, lo que sí se trasgreden, se permean, se pasan, se regresan; están continuamente en uno y otro lado del límite. Yo creo que la experiencia interesante del límite contemporáneo es que es un límite transgredible, por un extremo que el arte siempre quiere cruzar; no sé si termina de hacerlo.

 
Me dice del arte contemporáneo… ¿no era así antes?
No, no, por lo menos no se planteaba ese problema.

 
¿Qué les dice de Chile a ustedes, los curadores extranjeros, todas estas obras de arte que están en exposición?

Creo que había pasado un momento hacía unos años en que el arte chileno estaba como muy detenido en una región excesivamente reflexiva un poco académica, académica no me refiero a tradicional, sino académico conceptual y de pronto ahora tiene una variedad enorme y una cantidad de fuentes de acceso que antes no tenía y produce una riqueza y una felicidad mucho mayor

 
¿Cuáles fueron sus criterios para seleccionar a los curadores invitados a esta Trienal?

Bueno, a mi me interesó llamar a curadores a quienes yo siento que trabajan el tema de límites en las distintas obras suyas, hay muchísimos ahora y pudieron haber sido muchos otros, pero en este caso fui pensando casi no tan racionalmente, me imaginaba una región, me salía una cara (risas)
 
Un poco de intuición...
Si claro intuitivamente, podían haber sido otros, no sé por qué este (Fernando Castro) me tincó a si como dicen los chilenos. La imagen de Fernando Castro que lo veo así como muy juguetón, pero también muy contemporáneo y muy claro.

 
¿Cuáles fueron las principales dificultades que debió enfrentar en el curso de preparación de esta Trienal?

Muchas: armar todo un complejo dentro de un país tenía dificultades; armar por dentro una escena; en un momento se retrasó el flujo de dineros lo que creó un problema que después se solucionó; hubo artistas que se bajaron como el caso de Dittborn; no alcanzó el presupuesto para hacer algunas exposiciones, pero se hicieron otras como la de Lotty Rosenfeld que son así absolutamente grandiosas, así que fuimos por los altos y bajos que tiene que tener toda organización como esta… no estamos en el primer mundo… y es un proceso de construcción colectiva que involucró muchísima gente.

 
¿El aislamiento geográfico de Chile afecta la creación artística del país?

Los aislamientos afectan para bien, lo hacen replegarse un poco sobre sí y hacen culturas mas intensas que no impiden sus diálogos desde afuera. Ese de alguna manera es también el tema de la exposición: cómo a través de los límites muy constreñidos Chile logra hablar por encima de la cordillera y más allá de mar.