Las pataletas del campo chileno.




La crítica de arte francesa Nelly Richard llegó a Chile en 1970 desde la Universidad de La Sorbonne, en París, donde estudiaba literatura. En 1971 comenzó a trabajar en el Museo de Bellas Artes como colaboradora de su director, Nemesio Antúnez, para dinamizar la escena artística local y preparar la versión radial del programa Ojo con el arte. En el Bellas Artes se encontró con figuras como Carlos Leppe, Juan Dávila y, poco a poco, fue conociendo las profundidades y las redes del arte contemporáneo local, donde ocupa desde hace 20 años un rol protagónico como teórica.

El gran salto lo dio en 1987 con su libro Márgenes e instituciones, donde creó un término que marcaría a la crítica de artes visuales. Con la expresión "escena de avanzada" bautizó a los artistas de vanguardia que, desde fines de los 70, dejaron la pintura y se valieron de la performance, el videoarte y la fotografía para plantear su oposición al régimen de Pinochet, como el Cada (Colectivo de acciones de arte), Gonzalo Díaz, Eugenio Dittborn, Carlos Altamirano y Catalina Parra. Entre 1990 y 2008 fue directora de la revista Crítica Cultural y hoy es vicerrectora de extensión y publicaciones de la Universidad Arcis y directora de los coloquios de la Trienal de Chile, que se realizan desde el martes en Matucana 100, en el Consejo de la Cultura de Valparaíso y la Universidad Austral de Valdivia, con invitados como el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja.

La Trienal parece pensada para expertos en arte contemporáneo y no para el chileno de a pie. ¿Coincide con esa apreciación?

El público común puede dejarse llevar por la invitación a dejar en suspenso las definiciones establecidas de lo que se llama convencionalmente arte y puede aventurarse en zonas de indefinición que resultan más provocativas, porque no tienen que ver ni con certezas ni con verdades. ¿Es esto una obra, un gesto, una situación, una acción, una intervención, una manifestación? ¿Es arte o no es arte? ¿A qué le llamamos "arte" y de acuerdo con qué convenciones? ¿Cómo nombrar esto "otro", que no es ni diseño publicitario ni comunicación social ni ilustración política? ¿Vale la pena seguir llamándolo arte o es mejor cambiar de nombre para que la experimentación contemporánea no se confundan con las obras de museo? Me parece interesante el hecho de que el "chileno de a pie" sea interpelado por preguntas que no tienen una respuesta única ni definitiva.

¿Cuál es el sentido del evento?

La Trienal arma un escenario para las artes visuales chilenas que amplía la escala, debido a sus cruces latinoamericanos. Es saludable para el arte chileno enmarcarse en un campo de visión más amplio y diverso que el local, y esta amplitud y diversidad de miradas la dan los curadores invitados. Creo que el énfasis en la hibridez que le ha dado el curador Ticio Escobar a través del cruce de las fronteras entre arte y no arte, entre arte culto y arte popular, invita a las obras chilenas, a veces demasiado aplicadas a las reglas técnicas y académicas, a contaminarse en algo con la impureza. Las obras chilenas se van a desordenar y "ensuciar" con algo más fronterizo que el academicismo que las recubre.

¿Qué artistas chilenos han traspasado esas fronteras o límites del arte?

A fines de los 70 y en los 80 son varias las prácticas de arte en Chile que se proponen romper el marco del arte y sus límites de confinamiento institucional: están las performances y, sobre todo, las acciones de arte y las intervenciones urbanas (las de Lotty Rosenfeld, por ejemplo) que ocupan el entorno de la ciudad como el soporte móvil de una obra que interfiere con dinámicas de comunicación social. En rigor, todo el arte contemporáneo, desde Duchamp (1920) hacia adelante, implica una permanente interrogación sobre los límites del arte.

¿Cómo evalúa las deserciones a la Trienal de Leppe y Dittborn?

Cada uno resuelve estar o no estar según razones que son simplemente presupuestarias o bien egocéntricas, disputando protagonismos sin que ninguno tenga la capacidad de interrelacionarse colectivamente con los demás. El anecdotario de las pataletas no habla demasiado bien del campo del arte chileno.