De vuelta al continente: Trienal de Chile 2009



El año 1992, con motivo de la Exposición Universal de Sevilla, Chile salía al exterior con una masa de 68 toneladas de hielo proyectando la imagen de un país frío, duro, transparente… y capaz de exportar productos frescos. Resultado de una colaboración entre artistas, publicistas y empresarios, esta obra buscaba provocar asombro, subrayando la excepcional aptitud de Chile, en el subcontinente, para los negocios transnacionales. La paradoja es que toda esa parafernalia, a fin de cuentas, resultaba ser bastante latinoamericana, observa Luis Cárcamo-Huechante1.

Cuando intentamos escapar de nuestra realidad terminamos mordiéndonos la cola. De allí que la Trienal de Chile 2009, que podrá visitarse entre este lunes 5 de octubre y el próximo sábado 5 de diciembre, sea un hito positivo: En contraste con la fantasía autoritaria y neoliberal de un país-frigorífico, ella nos reconcilia con nuestro cálido vecindario.

Un modelo inédito

Organizada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la Comisión Bicentenario, esta muestra es el proyecto estrella del Gobierno en materia de artes visuales para la celebración del 2010, siendo adelantada para que la inaugurara Michelle Bachelet.

El apuro en su implementación le hizo enfrentar, entre otros tropiezos, la deserción de la puertorriqueña Mari Carmen Rodríguez, curadora original de la muestra, y de los artistas nacionales Carlos Leppe y Eugenio Dittborn, quien sería homenajeado en el evento. Muchos artistas están descontento por ello, pero el énfasis latinoamericano de la Trienal se agradece, pues resulta inédito en la era post-golpe para un evento oficial de esta envergadura.

De hecho, la Trienal de Chile 2009 es original en varios sentidos. Uno de ellos es que se realice cada tres años, en lugar de cada dos, como corresponde al modelo convencional de la bienal de arte. Otro es que tenga un alcance nacional, pues las bienales suelen vincularse a ciudades y la idea original era hacer una Trienal de Santiago. Y otro más es su carácter político, en el mejor sentido de la palabra.

En su guión curatorial, el intelectual paraguayo, actual Ministro de Cultura de su país y curador general de la muestra, Ticio Escobar, reflexiona sobre los difusos límites existentes entre estética, política y economía, dialogando así en forma implícita con el circuito internacional del arte donde se insertan las bienales.

Nuestra Trienal, en efecto, sería una respuesta a la última Bienal de Sao Paulo 2008; respuesta que, sin duda, encuentra en el 2010 su escenario más propicio, aunque el desvío por la región no era tan evidente.

Otro Mapa de Chile

Cuando la historia es esquiva, queda la permanencia del lugar, y Ticio Escobar lleva los límites del arte a la metáfora del Mapa de Chile, representación visual de la nación. Puesto que ningún mapa es inmune a la turbulencia del mundo, sin embargo, esta franja delgada de tierra pintada al borde del continente le evoca las ideas de límite y de frontera. Así, su propuesta estética consiste en descentrar al arte chileno de sí mismo, manteniéndolo en su sitio2. El resultado es un mapa nacional alterado por una poética vibración.

Organizado según las tres macro-zonas de nuestra geografía (Norte, Centro, Sur), el cartografiado de la Trienal se modifica en función de la localidad. A las exposiciones se añaden el ciclo de coloquios coordinado por Nelly Richard y las residencias de artistas y curadores de Chile y América Latina en distintos puntos del país, privilegiándose sus relaciones con las comunidades.

La misma Trienal es concebida como un proceso y una acción, más que como una exhibición, y lo que se verá de ella serán sus resultados finales.

En un país descuadrado en términos de su identidad, la intervención estética de la Trienal de Chile 2009 permite ir devolviendo las cosas a su lugar, pues éste desde siempre es inestable, aunque algunos lo quieran congelar. No obstante, algunas importantes alteraciones artísticas locales quedan fuera, como por ejemplo las galerías experimentales de Traffix, Industria Masticable3, Metropolitana o Ropa Tendida, así como los cruces criollos con la cultura pop.

En el clasemediero horizonte de hoy, estas iniciativas elaboran otras relaciones con la obra, los recintos, los artistas y la gente común, transmitiendo el afán de regenerar los lazos colectivos. Finalmente más cercana de visiones convencionales del arte, la Trienal nos lleva de vuelta al continente y ya era hora, pero en un país como el nuestro, parece que América Latina siempre estará en un lugar distinto al esperado.

Notas

1. En Tramas del mercado: imaginación económica, cultura pública y literatura en el Chile de fines del siglo veinte. Santiago: Cuarto Propio, 2007, p. 241.

2. En “Proyecto curatorial”. Trienal de Chile 2009. En Internet: http://www.trienaldechile.cl/proyecto-curatorial/

3. Organizadores de la Iª Trienal de Chile Off (http://trienaldechileoff.blogspot.com)

El Ciudadano Nº75, Santiago, Octubre 2009
por Carolina Benavente Morales