Borrón y cuenta nueva

Ticio Escobar, el nuevo encargado de la Trienal Chile 2009, y flamante ministro de cultura de Paraguay, propone a Latinoamérica como "lugar específico" para pensar el arte.

 



Se sabía que vendría con cambios. Tras las polémica renuncia de la curadora puertorriqueña Mari Carmen Ramírez y la destitución de Rosa Velasco, acusada de mala gestión en su labor como directora ejecutiva de la Trienal de Santiago, la presentación del paraguayo Ticio Escobar como nuevo responsable de la mayor iniciativa sobre artes visuales planteada por el gobierno para el Bicentenario es algo así como un "borrón y cuenta nueva. El proyecto anterior quedó diferido y se abrió una escena nueva en la cual la Trienal se basa en la posibilidad de pensar, desde la escena del arte, operaciones que hacen a la institucionalidad de ésta, desde cuestiones convencionales como exposiciones, talleres, clínicas, coloquios, entre otros. El desafío es ver cómo eso puede volverse imagen en algún momento", comenta a LaTercera.com, Ticio Escobar.

Más allá de la polémica que significó el desarme de un proyecto de tal envergadura en un momento avanzado de su desarrollo -la trienal será llevada a cabo entre octubre y diciembre del próximo año-, el recién nombrado ministro de cultura de Paraguay afirma que su designación se debió al perfil que él como curador posee. Uno que difiere al de Mari Carmen Ramírez y que pone los acentos en aquellos lugares que probablemente interesaban más a la organización del encuentro.

"Creo que si a mí me invitaron es porque buscaban un perfil específico de curador: uno que trabajara con énfasis en América Latina, sin tener esto que ver con un asunto regionalista o folclorista. A mi me interesa Latinoamérica como lugar específico con una diferencia propia, que tiene que ver con la presencia de lo indígena; soy un curador al que le interesa el cruce y la inclusión de lo popular en el arte", comenta y agrega, "un modelo era Mari Carmen, que es una gran curadora y amiga personal pero que tiene un proyecto totalmente diferente, una visión más vinculada con el mainstream, con el gran sistema del arte y yo soy un curador al que le interesa trabajar los intersticios, la periferia, los límites y discutir sobre eso. Lo mío es una práctica más popular del arte, más contaminante".

Por eso, uno de los planteamientos que resalta en esta nueva versión del encuentro parte con su nombre: Trienal de Chile 2009, dejando atrás su anterior denominación de Trienal de Santiago. La nueva organización divide el mapa nacional en tres zonas que siguen la geografía del país: norte, que trabaja las ciudades de Antofagasta e Iquique; centro, que lo hace con Santiago y Valparaíso, y el sur, que pone hincapié en Concepción, Temuco y Valdivia. Sobre estos tres ejes trabajará el nuevo proyecto que tendrá como curadores principales al chileno Justo Pastor Mellado, la argentina Adriana Almada y el paraguayo Osvaldo Salerno.

"El enfoque de Mari Carmen se basaba más bien en residencias de artistas que produjeran sus obras en ciertos lugares de Santiago, en cambio a mí no me interesan tanto determinados lugares físicos como sí me interesa pensar la propia institucionalidad del circuito de Santiago, no tanto con el sentido de mejorarlo, redimirlo o hacer políticas culturales sino de reflexionar a partir de ello, ponerle ojo a cosas que ocurren en toda América Latina, que no son propias de Chile, y que incluso ocurren más agravadas en el resto del continente -porque Chile es más rico que otros países del sur- y hacer de eso un campo de estudio, una cartografia de temas y problemas para saber cómo pensarlos desde el arte contemporaneo", afirma.

DIALOGO SUDAMERICANO
Además de su importancia para las celebraciones del Bicentenario, esta Trienal se plantea como una contraparte a la ya tradicional Bienal de Sao Paulo, Brasil. "No sé si fue consciente o no, pero creo que esta Trienal se puede proyectar muy bien como una respuesta al modelo de Sao Paulo", a través de una perspectiva que intenta teorizar en torno al estado de la imagen en un momento en que ésta ha sido domesticada por el mercado, dejando al arte sin imagen.

"Es la necesidad que tiene el arte de emplear la imagen para decir cosas que sólo él puede decir. Una posición ante esto viene del viejo consejo de Adorno de decir que después de Auschwitz hay que callar, no hay imagen y esa es un poco la vía del concepto: pensemos, hablemos, discutamos, sin mostrar. Pero está este otro camino por el que opta la Trienal que es lo inverso: la imagen a pesar de todo, tenemos que construir imágenes y hacer el intento de representar las cosas que son irrepresentables. Desde esa perspectiva creo que la Trienal podría constituir un cruce importante con Sao Paulo", finaliza.


Alejandra Zúñiga C.